Cuando quieres creer cosas por comodidad, cuando quieres flexibilizar tus valores por tu ambición, cuando quieres culpar a otros por lo que no has logrado por ti mismo, estás cayendo en lo que yo llamo “EL PRECIO DEL AUTOENGAÑO”. Si le preguntas a todas las personas que te rodean; ¿qué es lo que más desean?, seguro la respuesta, casi en su mayoría será: ser felices y
vivir en paz.
Muchas veces me sorprendo con la gran capacidad que tenemos; lo creativos, recursivos e imaginativos que somos los seres humanos, para colocarnos el escudo de armas con el que nos disculpamos y señalamos hacia afuera, trasladando las responsabilidades a los demás de lo que cada uno deberíamos asumir.
Si no eres feliz, más allá de mirar los factores externos que te rodean o pensar; ¿cuándo la felicidad llegará a ti?, la pregunta correcta a plantearte sería: ¿qué tan coherente, íntegro y honesto eres contigo mismo? La respuesta a este interrogante es la que definitivamente te
llevará a ser feliz y vivir en paz.
Honrar el principio de coherencia y consecuencia significa manifestar en acciones los valores en los que creemos en todo momento desde el pensar, sentir y actuar, asumiendo las consecuencias y la responsabilidad por nuestras decisiones, siempre tenemos opciones y lo que marca la diferencia es la elección frente a las opciones que teníamos. Por ejemplo si quieres tener una vida equilibrada, no se puede ver como una torta donde se reparte porcentualmente en partes iguales para poder decir que se tiene un balance, de eso no se trata.
Estar balanceado es tener claridad de prioridades, y de los valores que se honran de cara a lo que es verdaderamente importante para cada uno, esto implica tomar decisiones.
“La ansiedad, la falta de sueño, la somatización y el estrés excesivo, son indicadores de que no te estás empoderando de tu propia vida, de hacer lo correcto y de priorizar lo que más valoras”.
En esa toma de decisiones, sin embargo, hay un profundo miedo a decidir, cuando estas son fundamentales y operan dentro de dos líneas de conducta correcta. Porque decidir implica sacrificar algo que para ti es importante, cayendo en la trampa de no tomar ninguna decisión, doblegándonos hacia los deseos e intenciones de otros, perdiendo nuestra brújula, haciéndonos esclavos de nuestros miedos y dejando de lado lo fundamental en nuestras vidas. Somos los responsables de nuestra paz y felicidad, y solo la podemos alcanzar cuando asumimos el valor
de tomar decisiones, honrando nuestros principios y valores.
Jimena Fajardo Maldonado
Master Certified Coach by ICF
Consultor Certificado en The Growth Management Science®
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