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Foto del escritorJimena Fajardo

La otra cara del empoderamiento

¿Realmente los líderes quieren personas empoderadas?


En el mundo empresarial usamos con mucha frecuencia la palabra “empowerment” empoderamiento en español, como la habilidad de facultar y dar poder a sus empleados para que sean autónomos en la resolución de problemas y toma de decisiones de manera responsable de tal manera que se sientan dueños de su trabajo.

Bajo este contexto el empoderamiento viene de otra persona que confía plenamente en las capacidades de su colaborador y se siente absolutamente tranquilo con la gestión que está realizando. Lo que requiere que el colaborador asuma el poder que le están otorgando.

Una persona empoderada es una persona responsable de sí misma, de su propio desarrollo, con una altísima capacidad de auto gestionarse y gestionar las consecuencias de sus acciones y decisiones, de responder con madurez ante el error y de reconocer cuando tiene que dar un viraje y asumir las implicaciones.


Un empleado empoderado tiene una actitud totalmente proactiva, busca adelantarse a las necesidades, resuelve problemas, toma decisiones y logra realizar una lectura de las expectativas, entregando soluciones que generan valor y generalmente sorprende positivamente y ante esto ¿quién no quiere un empleado así? ¡¡Creo que todos!!

Este tipo de empleados son insaciables en el buen sentido, son directos, claros, asertivos, quieren crecer y evolucionar de forma rápida, te empujan si tú no te mueves a la velocidad que ellos esperan, no se conforman con el estatus quo y siempre van por más, son promotores y hacen que las cosas sucedan.


No culpan a terceros por sus errores, y asumen con entereza la responsabilidad por sus acciones y decisiones. Su forma de hablar denota seguridad y auto confianza, poniendo en el lenguaje su fuerza interna que hace que el que lo escuche diga "confío en el/ ella, se comprometen a mejorar o cambiar lo que este en sus manos, superando de manera creativa y recursiva cualquier obstáculo que se les presente, saben decir no, establecer límites sanos en las relaciones y sobre todo trabajan en valores, son coherentes con su sistema de creencias, honrando y respetando a las personas, empezando por sí mismos, hacen valer sus niveles de autonomía, tienen alta autoestima y nunca permiten que su dignidad sea golpeada. Aquí no hablo de personas que no respetan lo establecido, manipuladoras, tercas y que quieren hacer lo que les provoque, ni básicas en su expresar y proceder cuyos filtros se los quedaron debiendo, no son autoritarias ni impositivas, son negociadoras y buscan relaciones ganar-ganar, por lo que sabrán ceder su posición si ven que el argumento del otro va a llevar a un mejor resultado. Sencillamente son personas muy conscientes de quienes son y con una actitud de asumir la vida con valentía y determinación.


La otra cara del empoderamiento es; que cuando algo no les parece y no están de acuerdo, tienen la capacidad de confrontar asertivamente incluido al jefe de más alto rango así no sea su jefe inmediato, pues no tragan entero y ahí viene el dilema, pues se les puede etiquetar de conflictivos o poco políticos porque son muy directos, confundiendo la asertividad con agresividad. Y aquí mi pregunta es ¿están los jefes dispuestos a escuchar un no estoy de acuerdo por respuesta?, ¿a que no les den la razón? ¿a escuchar propuestas que los saquen de su zona de confort? ¿a que los reten y cuestionen? ¿inclusive a que los superen y sentirse por momentos amenazados y a pesar de sus miedos saber dirigir a personas altamente empoderadas?



Tener empleados empoderados definitivamente lleva a las organizaciones a un alto desempeño, sin embargo se requiere de líderes maduros y emocionalmente inteligentes para saber lidiar primero con ellos mismos y entender que si quieren empleados empoderados tienen que trabajar mucho con su propio ego, saber escuchar y entender, comprender que si quieren gente empoderada en su organización se enfrentarán con el dilema de que para tener personas empoderadas primero tiene que gestionar sus ansias de poder, reconocimiento y necesidad de controlar para que su gente realmente se empodere.


Porque sacar el poder interno de una persona significa conectarla con su propia dignidad, valorarla y respetarla en su total dimensión, donde el tipo de relación que se genera es en el mismo nivel de pensamiento, nos respetamos como individuos únicos e irrepetibles, donde se pasa del orden jerárquico a la autoridad por respeto y admiración, y creo yo, es ahí donde surge un verdadero y auténtico empoderamiento.


Sin embargo me cuestiono si los trabajadores están preparados para asumir el empoderamiento en su total dimensión, si los líderes están dispuestos a que sus empleados realmente se empoderen y si las empresas están dispuestas a asumir el reto de tener gente en el nivel de empoderamiento que comparto en este artículo, porque debo mencionar que en mi experiencia me he encontrado que no muchos líderes están dispuestos a asumir el reto, que algunos trabajadores se acomodan y que el colectivo organizacional entra en la inercia de lo establecido.


Jimena Fajardo Maldonado MCC by ICF

Consultora certificada en Growth Management

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