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Foto del escritorJimena Fajardo

¿Una mamá que trabaja puede ser exitosa en todos sus roles?


Esta es una pregunta que me hacen con mucha frecuencia mis clientes mujeres.

Soy una ejecutiva que he trabajado desde que mis hijos estaban pequeños y siempre recibía la pregunta o yo misma me cuestionaba si el trabajar, ser buena madre y esposa eran compatibles y además de ello ser una ejecutiva reconocida por su labor.

De hecho muchas de mis clientes mujeres me traían el mismo cuestionamiento: si era posible ser una ejecutiva, madre y esposa exitosa y mantener el balance en todos los roles?

Para esto existen muchas respuestas, aunque la experiencia personal no aplica igual para todas, voy a compartir la mía para no generalizar.

Personalmente creo que si podemos responder de manera balanceada y exitosa a los diferentes roles sin perder el norte de nosotras mismas.


Que no nos puede pasar:


1. Creernos que somos la mujer maravilla, que todo lo podemos y que no necesitamos de nadie para sacar las cosas adelante. Este es un grave error que va en contra de la premisa del balance en los diferentes roles. Necesitamos ayuda, trabajar en equipo con nuestra pareja y si no tenemos pareja y somos madres cabeza de familia buscar apoyo de otras personas. Pues es imposible ser perfectas y estar perfectas para todo y para todos, pero a veces creemos que sí, y ahí es donde perdemos el foco, debemos saber priorizar entre lo urgente y lo importante y ser supremamente organizadas.

A mí personalmente me sirvió mucho por mi trabajo y los viajes, planear en el mes de enero y febrero, organizar mi calendario anual, verificar con el colegio de mis hijos los eventos importantes en los que de ninguna manera iba a faltar y separarlos para no cruzar estas fechas con viajes de trabajo. Organizaba todo mi calendario anual para tener los espacios que requería con ellos, con mi esposo, e inclusive mis amistades y espacios personales.


2. Creernos que para ser exitosas debemos ser como los hombres: este es otro error gravísimo que podemos llegar a cometer, pensar que para ser exitosas y sobresalir tenemos que emular el rol masculino dentro de nuestro rol femenino, a que me refiero con esto, y aquí no quiero entrar en el terreno del machismo y/o feminismo, nuestra propia naturaleza femenina nos invita a vivirla a profundidad, no pretender creer que para sobresalir en el mundo ejecutivo tenemos que ser como los hombres, cada uno tiene su rol, debemos ser empoderadas, determinadas, hacer valer nuestra voz sin perder nuestra sensibilidad, carisma y dulzura.

Ahí está nuestra fortaleza femenina, ser femeninas en todo el sentido de la palabra, ¡lo que no significa debilidad! Pretender ser un gran hombre ejecutivo en vestido femenino nos quita toda nuestra energía vital, emular el rol masculino en lo femenino nos quita autenticidad, no se ve natural, ni creíble. El problema es que hemos creído falsamente que es la forma de posicionarnos en el mundo ejecutivo, el posicionamiento lo ganamos honrando nuestra propia naturaleza, siendo asertivas, coherentes, claras y contundentes.


3. Creer que nuestra pareja está libre de los derechos y deberes de ser padres, y consciente o inconscientemente nosotras exoneramos a nuestra pareja de que sean co-participes de acompañar a nuestros hijos en su crecimiento.

Es más hoy día tanto el hombre como la mujer son co-responsables en la educación de sus hijos, ya no le compete solo a la mujer hacerse cargo de la educación, tareas y actividades de sus hijos y del hogar; los dos se turnan, se complementan y apoyan. Me encantan los padres de estas nuevas generaciones, no se quieren perder el disfrute de ver crecer a sus hijos, ir al pediatra, tener su día del padre y participar de todas las actividades de sus hijos. reclaman los espacios que de algún modo en épocas anteriores por tradición, machismo o la cultura del momento, les fue vedado ejercer su rol de padre, donde las mujeres se encargaban de sus hijos y los hombres de trabajar y proveer el bienestar económico, perdiéndose el ver crecer a sus hijos. Hoy es otra la realidad, donde tanto papá y mamá tenemos el derecho y el deber de contribuir no sólo en lo económico sino en la educación conjunta de nuestros hijos, lo que nos permite sea más fácil cumplir con nuestros diferentes roles en balance y armonía.

En algunos casos existe el paradigma de que la mujer tiene que hacerse cargo de todas las responsabilidades del hogar y además de trabajar y llegar a casa y asumir todo, y no conformes con esto asumir también las responsabilidades del hogar materno y/o paterno. Ser mamá, buena hija y esposa, no va en contra de una extraordinaria ejecutiva. Me sorprende encontrar ejecutivas que no son empáticas con sus subordinadas mujeres y a veces suelen ser más duras en las necesidades y actividades del ser madre, que un hombre, en ocasiones son más flexibles y empáticos con las mujeres. Debemos humanizarnos y saber que una mamá, quizás tendrá que pedir unos cuantos permisos adicionales, y la empresa ser empática, con esto , ojo sin abusar, y tomar a nuestros hijos de excusa para pedir permisos, una madre responsable y empoderada cuando pide un permiso es porque realmente lo necesita y créanme rinde el doble por su compromiso y responsabilidad .


4. Otro error común es pensar que los hijos se perderán, caerán en las drogas o por caminos equivocados si su madre trabaja, cuando algunas ejecutivas me comentaban de su sentimiento de culpa, por no poder estar dedicadas al 100 por ciento a sus hijos, y la preocupación que les generaba, les preguntaba si su mamá había trabajado y ¿cuál era el sentimiento que ellas tenían por ser hijas de madres ejecutivas?, y ¿cómo eran ellas hoy día?

Y cuando escuchaba respuestas como soy una buena madre, esposa, ejecutiva, les respondía entonces “tu mamá debió hacer algo muy bien, pues mírate”, y además me decían que su sentimiento más que de reclamo era de profunda admiración, respeto y profundo deseo de no defraudar a su mamá, por lo tanto ¿por qué sentir culpa? El reto no está en trabajar o no, el reto está en el tipo de relación que tenemos con nuestros hijos, si realmente los escuchamos, si estamos atentos a sus necesidades, si confiamos realmente en ellos y en la profundidad de diálogos que podemos generar, el problema está en que si trabajo todo el día y cuando llego a casa mi conversación es un reclamo permanente por todo lo que debieron hacer y no hicieron o la famosa cantaleta, pues ahí si estaré en un problema, conozco grandes amigas ejecutivas cuya relación con sus hijos es maravillosa y hoy son grandes profesionales y excelentes personas, como también conozco amas de casa muy dedicadas a sus hijos y con problemas complicados con ell@s, ¿qué es mejor? no lo podemos juzgar, creo que el truco está en la conexión y cercanía desde el diálogo y la relación de confianza que yo tenga con mis hijos.

En todo esto no hay una ciencia exacta, no hay verdades absolutas, si creo que el ejemplo de una madre honesta, trabajadora, dedicada, y sabiendo disfrutar a plenitud con sus hijos, buscando no enjuiciar, escuchando, guiando, acompañando y estando presente funciona, aunque a veces no podamos estar. De que sirve estar todo el día con nuestros hijos si la relación es una permanente batalla por que realicen las tareas, recojan la ropa, no usen más internet, etc. Claro que hay que poner límites, exigir y trabajar muy de la mano con nuestra pareja para cumplir a cabalidad nuestro rol en la educación de nuestros hijos.


5. Otro error es compensar nuestra “ausencia” con excesos, intentando comprar con cosas el tiempo que no los brindamos por estar trabajando, si no sabemos manejar bien los límites

seremos victimas de nuestro propio invento,sin embargo debemos ser conscientes de no compensar por la culpa y excedernos en llenar de cosas a nuestros hijos, podemos volverlos manipuladores e insaciables por los excesos llevándolos a ser intolerables y con poca tolerancia a la frustración porque ya nada le satisface, donde pierden la capacidad de esforzarse y la valoración que genera el luchar y ganarse las cosas gracias a su talento, competencias y valores.


6. Otro error es depender económica o emocionalmente de nuestra pareja, la relación se basa en el amor y el trabajo en equipo, en la autogestión y la responsabilidad que tenemos con nuestra relación y nuestros hijos, pues cualquier tipo de dependencia es peligrosa, pues nos lleva a subestimar nuestro potencial y a tener un impacto negativo en nuestra dignidad como personas, además no sabemos que cambios en la vida nos pueden sorprender y en estos casos la dependencia no es una buena aliada.

Creo honestamente cómo inicié esta reflexión que podemos ser exitosas y lograr el balance en todos los roles, siendo muy conscientes de quienes somos, quienes queremos ser y no ser, tomar decisiones responsables, midiendo el impacto que estas tendrán en el corto y mediano plazo, teniendo la humildad para honrarnos en toda nuestra integridad, potencial y autenticidad. En fin ¡ te invito a dejarme tus comentarios respecto al tema!


Jimena Fajardo Maldonado

MCC by ICF Consultor en Growth Management Science

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